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51: Imposible

—¡Vamos, Phoenix! ¡Ya casi llegas!—gritó Sebastián desde abajo. Me había tomado seis horas y siete casi muertes llegar a donde estaba, a un paso más de la siguiente pieza de tierra firme y estable. Ahora, me aferraba a la roca de la que había caído. Mis manos temblaban, estaban callosas y llenas de ...