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32: Atrapado in fraganti

—¿Te debo? —dije, bastante sorprendida. Liam se inclinó un poco más y sus ojos comenzaron a oscurecerse ligeramente, una indicación de que esta inocente reunión estaba tomando un giro.

—Sí, me debes. —Luego comenzó a pasar sus manos por la piel de mis brazos y finalmente entendí exactamente a qué...