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Capítulo 22 2/2

—Ay, Dios mío—. Marcó la curva de mi cuello y se dirigió a mi oreja derecha, empapándola con su saliva caliente. Aún estaba sin aliento y sintiendo el momento en mi pecho. Trazó mi mandíbula y la marcó como su territorio con su saliva. Me quedé quieta, dejándole hacer lo que quería. Se detuvo cuando...