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Capítulo setenta y siete: Siempre es tan bueno.

Conrad

Maya y yo estamos acurrucados en el sofá, viendo la televisión. Ella está acurrucada a mi lado. Estoy concentrado en el programa, pero pronto mi atención se desvía de la pantalla cuando sus cálidos labios recorren la piel de mi cuello. Su mano sube por mi muslo, y gimo.

—Joder, eso se sient...