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¡QUE ASÍ SEA!

—¡NO! ¡Matteo, detente! —gritó Isabella mientras se agachaba y agarraba su muñeca, esforzándose por liberar su dedo, pero él era mucho más fuerte.

—Eso está muy mal de tu parte, princesa —dijo Matteo, como si se sintiera mal por ella, y fue entonces cuando Isabella se dio cuenta de lo que acababa d...