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CAFÉ PARA DOS

—Bueno, no es imposible. Casi tuviste sexo con un tipo en el bar, pero la cagaste —dijo Bianca mientras encendía el coche y arrancaba a toda velocidad.

—Perdona —bufó Isabella—, si no me hubieras emborrachado, no la habría cagado.

—Al menos admites que fue tu culpa.

—Olvídalo y déjame en el hotel...