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¡A POR ELLA, IDIOTA!

Isabella gritó de dolor y le pisó el pie, ya que no podía soportarlo más.

El hombre siseó de dolor y luego la empujó lejos de él.

—¡Ahhh! —gimió Isabella cuando su pecho golpeó fuertemente contra la puerta.

Los viejos detrás de él soltaron risas burlonas.

—¡Atrápala, idiota, y tráela aquí! —exig...