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UN MINUTO

Sofía caminó hacia la mesa y se paró junto a la silla donde estaba sentado Leonardo. Sonrió, ya que nunca había imaginado que su jefe le permitiría tocarlo. No podía esperar a sentir su pene dentro de ella y esparcir los rumores de lo bien que la había follado.

Se arrodilló y luego bajó cuidadosame...