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Diez.

¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!

Colt gimió, frunciendo el rostro.

¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!

—¡Argh! —se quejó molesta, antes de forzar sus ojos somnolientos a abrirse. Estaba siendo arrancada de su sueño a la fuerza, y fue entonces cuando descubrió que el origen de los golpes era, de hecho, alguien llamando a la puert...