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Treinta y cinco.

Por un lado, Elijah agradecía a su buena estrella ser un lobo con un abrigo de piel que lo mantenía caliente. Por otro lado, estaba molesto por haber pasado el resto de la noche durmiendo en la puerta de entrada de Colt como un cachorro enamorado, y además ahora se sentía increíblemente rígido por h...