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Veinte.

Cuando Colt se despertó a la mañana siguiente, ya eran las nueve. Normalmente nunca dormía hasta tan tarde, pero había olvidado lo cómoda que realmente era su vieja cama. Estaba envuelta en capa tras capa de suave y cálido acolchado, desde el colchón, hasta el edredón y las almohadas. No es de extra...