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Cincuenta y ocho.

—¿Por favor, perdóname, amor? —preguntó Calum mientras llevaba a Colt a la gran cocina color crema en la parte trasera de la casa.

Colt, molesta, se detuvo en seco—. Calum, para —dijo exhalando, mientras clavaba los talones y dejaba de moverse—. ¿Por qué no me dijiste sobre esto? —exigió saber.

—L...