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Cuarenta y cuatro.

Calum corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, necesitaba alejarse, en parte de Robert Campbell, pero sobre todo del daño que acababa de causar a su hermosa compañera. Estaba abrumado por su propia ira y vergüenza, y en ese momento necesitaba calmarse y despejar su mente. Podía sentir l...