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Treinta y cinco.

—¿Entonces, Gatita? —comenzó Félix—. ¿Cuándo exactamente veré a tu hermosa madre hoy? —preguntó, con los ojos brillando de travesura mientras miraba a Colt por encima de su taza de café.

Colt levantó la vista de su cereal con una sonrisa burlona en su rostro—. Y te preguntas por qué a mi papá no le...