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81, soy Alpha

Rayvin extendió la mano a través de las llamas y abrió la puerta del edificio. El fuego y el calor no le molestaban, pero el humo ácido le hacía llorar los ojos y le irritaba los pulmones. Quizás hubiera sido una buena idea agarrar un paño húmedo para cubrirse la cara, pensó. Pero no tenía tiempo pa...