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66, Un dragón

—¡Mierda, deben estar oliendo a Charleen! —exclamó uno de los hombres.

—¿Charleen? —preguntó Frank.

—Mi perro de caza, está en celo. Supongo que tengo su olor en mí —dijo el hombre. Rayvin agradeció a Selene que el hombre tuviera un perro en celo. Frank puso los ojos en blanco y todos se dirigiero...