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10, La oficina

Rayvin continuó comiendo felizmente. La comida sabía increíble y tenía hambre después de la carrera matutina. Mikael la observaba comer.

—¿Qué? —preguntó ella cuando él continuó mirándola.

—Nada, solo pensé que habías superado tu gusto por lo dulce y te habías vuelto una fanática de la salud —sonr...