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CAPÍTULO 30

La luz de la ventana es lo que me despierta por la mañana. Parpadeo con los ojos nublados, frotándome para quitarme el cansancio. El aire fresco de la montaña entra por la rendija en la pared de piedra, las contraventanas lo suficientemente abiertas como para que un grueso rayo de sol caliente mi ro...