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Siempre vale la pena luchar por ello

Retrocedí. —¿Y si lastimo al bebé?— solté de repente.

Ella estalló en carcajadas. —Tu pene es demasiado ancho para pasar por mi cérvix, Sebby. Te prometo que estará bien.

Con duda, la levanté y la puse sobre la encimera. Ella abrió las piernas y me atrajo entre ellas.

—Recuérdame cómo era, por fa...