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67. Caballeros y hombres duros

Emara Stone

—Y luego lo hicimos tres veces más —le digo a Ana mientras nos dirigimos a la cafetería después de nuestros exámenes, cuyo tema supe esta mañana.

—Por eso caminas como un chico —comenta ella y de inmediato miro mis pies, que están muy separados. ¡Mierda!

—Duele —le digo. El ardor ...