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29. Ryan, el maldito hijo

Emara Stone

—Otra vez.

Sus labios tiernos queman al hacer contacto con mi piel y mi cuerpo hierve como si estuviera en la estufa. Agarro sus bíceps fuertes mientras siento la tensión acumulándose en mis tejidos y gimo su nombre:

—Ryan.

Mientras él se toma su tiempo y cubre cada área de mi ...