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Capítulo 48

Buenos días.

Con la distancia entre nosotros, era difícil hablar ya que no teníamos práctica, pero cada mañana ella lograba meterse en mi cabeza con su voz.

El aire frío de la montaña mordía mis mejillas y nariz. Resoplé y me puse la chaqueta y las botas, frotándome los brazos y las piernas par...