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44. ALBANY

—¿Puedes mover un poco el ventilador?

—Si lo muevo más, solo tú lo vas a sentir —siseó Thomas desde algún lugar a la izquierda.

—¡No puedes quejarte! —le grité—. Ustedes cuatro lo tienen fácil. Están casi desnudos y yo tengo que estar aquí sudando a mares.

—Si haces un comentario más sobre mi ...