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CIENTO TREINTA Y CINCO

Regresé a mi dormitorio para hablar con Robbie sobre la chica lobo que conocí hoy, Dianna. Solo Robbie y mi familia sabían que yo no era un hombre lobo. Y no sabía cómo decirle a Dianna que no era un lobo.

Aunque, tenía mi propia vida complicada. Robbie es mi amigo de la infancia y vecino. Crecimos...