Read with BonusRead with Bonus

CIENTO OCHO

LARA

—No puedes estar hablando en serio, ¿verdad? No me digas que aceptaste una oferta de Adam, ¿qué te pasa? —dijo mi madre con calma, aunque su resentimiento por mis acciones aún resonaba.

—Mamá, por favor, escúchame. Te prometo que entenderás mejor cuando te explique todo —continué suplicándole...