Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO DIEZ

Cuando llegamos a su aquelarre, tenía una presencia diferente, el aire se sentía distinto y el cielo arriba era de un rojo oscuro.

—Definitivamente algo está pasando aquí —dijo Dom detrás de mí.

—Sí —asentí—. Pero no me importa eso, lo único que me importa ahora es mi niña —dije, animándolo indire...