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Capítulo veintinueve

Fui sacada lentamente de las reconfortantes profundidades del sueño por un suave y constante pitido. La oscuridad se aferraba a mí como melaza, queriendo mantenerme en su seguro abrazo, y aunque quería sucumbir a esa seducción, algo en el fondo de mi mente me decía que necesitaba despertar.

El piti...