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Capítulo veintitrés

No podía hablar. Literalmente no sabía qué decir. Cuando era más joven, solía rezar para que mamá volviera. Imaginaba que aparecería en un coche lujoso y nos diría que nos íbamos a mudar con ella y su nuevo esposo. Nos ayudaría a empacar y me tomaría de la mano mientras el avión despegaba, dejándome...