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Capítulo 31: Sueños que caen

Cuando mamá bañó a Meira, la secó y la vistió con su pijama, ya había pasado más de una hora. Las sombras se intensificaron y se alargaron, suspirando hacia la oscuridad mientras la noche tomaba su turno. No costó mucho convencer a mi hermana para que se acurrucara en su propia cama. Me acurruqué ju...