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Capítulo 237: Amigos necesitados

Fui directo hacia ella y la abracé, cuidando su brazo recién vendado. Ángela se apartó de mí, dejando escapar un sonido triste al tocar con las yemas de los dedos el corte en mi cuello. Había olvidado por completo.

—¿Cómo está ella? —Sentí a Erica acechando detrás de mí, pero agradecí que mantuviera...