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Capítulo 13: El llanto y los gritos

Alguien tuvo que encender la luz. Encontré la repentina luminosidad extrañamente ofensiva. Y, lo que es peor, el delgado hilo que nos sostenía se rompió y me estremecí en mi bata, vacía y fría. Me molestaba que pudiera envolverme tanto en la ilusión de la luz de las velas. Cuando se rompía y la real...