Uno
PUNTO DE VISTA DE MAYRA
—Todos te extrañaremos, Dra. Mayra —dijo la recepcionista Samantha, pasándome unos documentos. Los tomé de su mano y le ofrecí una débil sonrisa. También voy a extrañar a todos aquí.
—Llámame en cualquier momento, Sam, estaremos a solo una llamada de distancia.
—De acuerdo, Mayra. Aquí tienes —añadió, colocando mi carta de traslado en el escritorio.
—¡Te deseo lo mejor en tu nuevo camino!
Asentí y automáticamente, la comisura de mis labios se contrajo al mirar mi nombre mencionado en los documentos.
A veces se siente extraño ver mi nombre escrito sin ningún apellido. Pero no podía evitarlo. ¿Ni siquiera sé quiénes eran mi familia? ¿Están vivos o no? Todo lo que sé es que alguien del orfanato me dijo años atrás que había estado allí desde el día en que nací.
Toda mi infancia y adolescencia habían pasado anhelando el amor de una familia. Había visto a muchos de mis amigos del orfanato ser adoptados. Siempre sentí envidia de ellos porque nadie nunca me dedicó una mirada siquiera para pensar en adoptarme. Pero ahora no me importa. Estar sola toda mi vida de veinticuatro años me enseñó que el amor no siempre se trata de esperar, sino de ofrecer.
—Dra. Mayra, ¿estás bien? Parecías distraída.
Riéndome nerviosamente ante las palabras de Sam, la abracé y le aseguré que estaba bien. Después de despedirme de todos, me dirigí al aeropuerto.
A partir de hoy, voy a tener un nuevo comienzo en mi viaje, comenzando desde el lugar donde todo comenzó. Después de seis años, regreso al país donde crecí.
Todavía recuerdo el día en que cumplí dieciocho años y estaba lista para dejar el orfanato. Tuve la suerte de recibir una beca para una facultad de medicina en el extranjero. Luego, después de completar mis estudios, conseguí una pasantía como psiquiatra. Y después de unos años, terminé con el nombre de 'Dra. Mayra'.
Al llegar a mi destino, suspiré. Todo va a cambiar. Nuevo país, nueva ciudad, nuevo hospital, nuevas personas, nueva vida. Solo espero que este nuevo viaje traiga nuevos capítulos a mi vida.
—Muñeca Barbie.
Una gran sonrisa se formó en mis mejillas al escuchar una voz muy familiar.
Inclinando un poco la cabeza, arqueé las cejas sorprendida y caminé hacia la persona que estaba frente a mí. Después de ajustar mi mochila en el hombro derecho y arrastrar la maleta conmigo.
—Hola —susurré suavemente y lo abracé.
—Bienvenida de vuelta a la India.
—¿Cómo estás, Vishal? —pregunté, ignorando la sonrisa burlona que constantemente aparecía en su rostro.
Definitivamente estaba planeando algo.
—Bueno, ya que ahora vas a ser parte del hospital donde trabajo, diría que estoy bien —respondió con tono pícaro. Sacudí la cabeza ante su tono travieso.
Vishal es como un buen amigo. Nos conocimos hace unos años en una conferencia médica y desde entonces, compartimos el vínculo de la amistad.
Es un cirujano muy conocido, pero puede ser bastante infantil.
—Mira, muñeca, incluso con este clima caluroso, vine a recogerte al aeropuerto. Ahora, por favor, no te quedes aquí como una estatua. Vamos, vamos. Después de dejarte en tu nueva casa, tengo algo importante que hacer.
Asentí y rápidamente me senté dentro de su coche. Mordiéndome la comisura de los labios, debatí mentalmente si debería preguntarle o no. La pregunta que me había estado molestando durante tanto tiempo.
De reojo, lo miré, solo para encontrarlo con una gran sonrisa en su rostro.
¿Por qué parece tan feliz con mi llegada?
—¿Por qué, Vishal?
—¿Eh?
—¿Por qué querías que viniera aquí? —pregunté con vacilación.
Él me miró a los ojos y luego dijo: «Ya lo verás».
Vale, así que no me va a dar la razón real.
—Mira, Mayra, hay algo en lo que necesito tu ayuda. No puedo decirte exactamente qué, pero ahora pareces ser mi única esperanza —dijo con calma, pero el matiz de seriedad en su tono no pasó desapercibido para mí.
—Sabes, Vishal, ya estoy aquí, así que no hay posibilidad de que regrese después de saber la razón. Créeme, puedes decírmelo. Prometo que intentaré ayudarte con lo que necesites.
Apartó la mirada de mí y la fijó en el parabrisas.
—¿Conoces a Rehan Malhotra?
Sentí un impulso repentino de reír ante su pregunta.
—Vamos, ¿quién no lo conoce? —respondí, y fue entonces cuando la comisura de su boca se curvó en su característica sonrisa burlona.
—Bueno, él va a ser tu próximo paciente —anunció con un encogimiento de hombros casual. Parpadeé dos veces para registrar sus palabras.
¿Rehan Malhotra? ¿El multimillonario Rehan Malhotra?
—Tranquila, ¿vale? También es humano.
—¿Lo conoces? —le pregunté sorprendida, y él se rió.
—Sí, muñeca Barbie. Lo conozco. Es mi mejor amigo.
—Nunca me hablaste de esto —susurré.
—Nunca preguntaste.
—Pero, ¿por qué yo? Él puede contratar a cualquier psiquiatra mejor, entonces, ¿por qué yo?
¿Cómo voy a tratarlo? Es una personalidad tan importante. Nunca lo había visto, pero las historias que había escuchado sobre él eran suficientes para que mi corazón se llenara de puro respeto. Había trabajado muy duro para construir un gran imperio en el mundo de los negocios a una edad tan temprana. Puedo imaginar la cantidad de noches sin dormir que debe haber pasado para lograr todo ese éxito. Pero, ¿por qué necesita un psiquiatra?
—Porque eres lo mejor que puedo encontrar para él.
Me sonrojé.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Claro, muñeca.
—¿Por qué necesita un psiquiatra? —Su rostro se endureció ante mi pregunta y al segundo, lamenté habérsela hecho.
—No lo necesita, pero yo te necesito a ti para él.
Fruncí el ceño confundida.
¿Eh?
Exhaló un profundo suspiro y apretó un poco el volante.
—Te daré sus expedientes médicos mañana.
—De acuerdo.
—Ya estamos aquí. Ve y descansa adecuadamente, quizás estés cansada del viaje. Si necesitas algo, solo envía un mensaje, ¿vale? De lo contrario, nos vemos mañana. Cuídate —dijo antes de darme un beso en la sien.
—Mi vida es extraña, ¿verdad? —me pregunté a mí misma una vez que llegué al balcón. Tomando asiento en el sofá, mis ojos vagaron por el cielo. El sol se estaba poniendo y la suave brisa acariciaba mi piel.
No sé por qué siento que Vishal me está ocultando algo. Como si hubiera alguna otra razón además de tratar a Rehan Malhotra.