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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

Suavemente atraje el rostro de Juan hacia el mío y lo besé profundamente, vertiendo todo mi corazón en ello, él devolvió el beso al instante y sentí cómo poco a poco comenzaba a relajarse. Hundimos todo nuestro anhelo, estrés y amor en este beso, ninguno de los dos quería que terminara, fue lento y ...