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CAPÍTULO TREINTA Y CINCO

Juan levantó ligeramente la cabeza y su rostro se tornó en una mezcla de sorpresa y vergüenza, estaba sonrojado intensamente. Tragué mi miedo y lentamente giré mi cuerpo para enfrentar a la audiencia que esperaba. Al verlos, la abuela estaba sentada, observándonos con una sonrisa burlona en su rostr...