Read with BonusRead with Bonus

SEGUNDA PARTE: CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO

Era como si piedras se hubieran fijado en las suelas de sus pies. Los ojos de Zara picaban de la peor manera. Su garganta se secó y le resultó difícil encontrar algo que aliviara esa sensación. Y, su corazón se detuvo por un segundo, solo para latir despiadadamente después.

Zaramanni cerró entonces...