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SEGUNDA PARTE: CAPÍTULO DIECINUEVE

"Zara, estoy bien," dijo Clarissa débilmente. "Puedes dejar de vigilarme tan de cerca. Sinceramente," la loba estrechó los ojos, "me estás asustando".

Zaramanni no soltó la mano de Clarissa. Siguió sosteniéndola con cariño mientras esperaban a uno de los guardianes.

"Solo necesito asegurarme de qu...