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SEGUNDA PARTE: CAPÍTULO CUATRO

Zaramanni giró el cuello mientras caminaba hacia el séquito frente al palacete.

Gracias al viaje en el que los lobos de Zenrada estaban a punto de embarcarse, el palacete de la Corona-Sangre estaba menos solitario.

Mucha gente estaba afuera de la mansión, charlando mientras esperaban instrucciones...