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65. No es su zorra. Pero su mujer.

Mientras conducía hacia su oficina, sus ojos recorrían los altos edificios. Con ojos brillantes, agarró su mochila del asiento trasero y tomándolo del brazo, entraron juntos a su oficina. Tan pronto como entraron al edificio de la oficina, la recepcionista le lanzó una mirada despectiva que a Sarah ...