




Capítulo 13
Capítulo 13
Amelia estaba mirando al hombre que estaba sentado en la silla de ruedas. Estaba hablando con el doctor. Estaba con sus padres. Podía ver el amor y la preocupación en los ojos de sus padres mientras miraban a su hijo.
Ella sabía cómo se sentían. La situación de su hijo debía estar lastimándolos. Podían ver que no les importaba lo que pensaran los demás sobre el niño. En ese momento, todo lo que les importaba era cómo Levi se recuperaría de todo lo que le había sucedido. Sabía que su situación era realmente deprimente.
Respiró profundamente antes de llamar suavemente a la puerta para llamar la atención del doctor. La puerta estaba entreabierta, por eso el doctor pudo verla.
-Oh, genial. Estás justo a tiempo, Amelia -dijo el doctor en cuanto captó su atención-. Entra.
Ella sonrió y luego entró. Amelia podía sentir esas miradas que la observaban. Su corazón latía tan rápido que podía sentir que toda la atención de las personas en la habitación estaba centrada en ella.
Bueno, debería esperar esto cuando aceptó el trabajo que el Doctor Sandoval le ofreció. Desde que quería tomar un descanso del olor del hospital. Esta era solo una razón común por la que mucha gente como ella pensaba en aceptar un trabajo como terapeuta privada y al mismo tiempo enfermera para personas paralizadas.
Era mejor que estar en el hospital y moverse con diferentes personas. Quería tener este tipo de trabajo desde hacía mucho tiempo, pero no se le había presentado ninguna oportunidad y finalmente, cuando llegó a ella, tuvo dudas al principio. Así que decidió basarse en ser práctica.
Era la primera vez que sería terapeuta privada y el primer paciente que iba a tratar era el Sr. Álvarez. Él solicitó un terapeuta personal y al mismo tiempo alguien que pudiera ser su enfermera privada con una compensación razonable. Como necesitaba desesperadamente ganar dinero para su futuro, aunque tenía algunas dudas en su corazón, aceptó el trabajo.
-Sr. Álvarez, esta es la terapeuta de la que te estoy hablando. Esta es la señorita Amelia Chávez -la presentó el doctor a Levi.
Ella solo vio al hombre asintiendo con la cabeza. Parecía que no le interesaba conocerla en absoluto.
Si solo el Doctor Sandoval supiera que ella conocía al paciente, estaba segura de que el doctor se sorprendería. Pero no podía decir nada porque la parte de su vida en la que estaba esta persona era algo que creía haber olvidado.
Y ahora sus caminos se cruzaban de nuevo y no sabía en qué debería estar pensando. ¿Era el destino el que lo traía de vuelta a ella para continuar lo que tenían que había sido interrumpido por muchos eventos?
Ella no sabía la respuesta porque tampoco quería pensar en ello. Habían pasado un par de años y hasta dudaba si este hombre aún podía recordarla.
Si Levi Álvarez aún podía recordar los recuerdos que compartieron durante los últimos tres años. No quería hacerse ilusiones porque no quería salir lastimada.
- Hola, señorita Amelia. Es un placer conocerte -dijo Levi y luego extendió la mano para darle un apretón de manos.
Amelia llevaba una mascarilla porque había tosido después de comer nueces.
-
Lo siento. Necesitaba usar una mascarilla -se disculpó, y el hombre solo asintió.
-
Hola querida, somos los padres de Levi -dijo la madre de Levi y luego también se dieron la mano.
Podía decir que los padres de Levi estaban preocupados por él por la forma en que miraban a su hijo.
- Me alegra que hayas aceptado nuestra oferta para ser la terapeuta personal de Levi y también para ser su enfermera privada -continuó la mujer-. Sabíamos que podría ser imposible, pero estamos felices de que lo hayas aceptado.
Amelia solo sonrió a la mujer. Incluso ella no podía creer que lo había aceptado, pero necesitaba ganar dinero, y la compensación era buena, así que ya lo había aceptado. Sería impráctico dejar pasar la oportunidad.
- No se preocupe, señora. Haremos todo lo posible para que el Sr. Álvarez vuelva a la normalidad. Espero su pronta recuperación siempre y cuando él también se ayude a sí mismo -dijo y luego miró las piernas de Levi.
Esas piernas eran el tesoro del hombre y no podía imaginar qué había sucedido exactamente. Sabía que la tristeza que veía en sus ojos se debía a la razón por la que no podía caminar y eso le impedía alcanzar sus sueños.
No podía explicárselo, pero sentía como si su corazón se estuviera comprimiendo al ver al hombre en su estado actual. Le daba lástima, por lo que le había sucedido a él y a su prometida. Se sintió apenada cuando se enteró de todo lo que había pasado. Vio la entrevista de su prometida y vio la escena en la sala de conferencias.
¿Quién no sabría al respecto? Había estado en todas las noticias, ya que todo se había expuesto al público por su prometida. Ya podía imaginar el dolor y la miseria que debía sentir debido a este incidente. Todo esto sucedió cuando regresaron de los Juegos del SEA. Lo había estado siguiendo desde que huyó de él. Esperaba que algún día, el destino fuera muy amable con ella. Deseaba encontrárselo de nuevo en su vida y que todo quedara claro entre los dos.
Era su mayor sueño desde que huyó no solo de él, sino de la vida que ya tenía.
Pero Levi no lo sabía.