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¡No!

"¡No!" grité, cubriéndome la cara. "¡No eres tú!" "No te engañes. Sé que me amas porque no lastimaste a nuestro hijo", dijo Paul.

Sí, sabías que no dañaría a nuestro hijo, sabías que no te olvidaría, sabías que tenía debilidad por ti, y sabías cuánto te amo. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Todo es...