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Muchas gracias Elena

Cerré los ojos y dije: —Paul. —Por favor, cariño. No te haré daño. ¿Por qué me temes tanto? —dijo. Yo jadeaba por aire. Estaba completamente exhausta. Me recostó en la cama y acarició tiernamente mis labios. —Lo vi besarte frente a todos, incluyéndome a mí —apreté la mandíbula y dije—: Tú. —Tú tambi...