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El simpático demonio

Regresamos al BMW de Luc en un silencio amargo. Puedo notar que me resiente por los efectos de mi sangre, y me enfurece que se atreva a intentar hacerme sentir culpable en un momento como este. —No tienes derecho a estar enojado conmigo —le reprocho, en cuanto subo al asiento del pasajero. —Después ...