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El dolor es placer y las cosas se oscurecen

Damian me arrojó de rodillas en cuanto llegamos a ese calabozo sexual abandonado. Al menos el suelo estaba acolchado, pero eso no ayudó en nada cuando se quitó la ropa y me montó como a un perro sin ningún juego previo, sin tapones anales y sin lubricante. Me dolió tanto que pensé que iba a desmayar...