Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO SETENTA Y CINCO

En la cocina, encontramos a Doña Rosa, nos saludamos con sonrisas y nos sentamos, esperando a que nos sirva. Tengo hambre, se me hace agua la boca con tantas cosas deliciosas.

—Cómetelo todo, ¿me oyes, señorita?

Le disparo una mirada a Lorenzo, quien se ríe.

—Te dejaré, señor.

Él me besa en la m...