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CAPÍTULO CINCUENTA Y NUEVE

Elisabeth.

Me muevo inquieta en la cama, sintiendo un extraño ardor en mi entrepierna y termino despertándome.

—¿Lo hice muy fuerte, verdad? —abro los ojos y miro hacia un lado, encontrando a Lorenzo con una expresión de culpabilidad en su rostro.

—Bueno, no sabía que eras tan insaciable.

Él se ...