Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.

Elisabeth.

Voy a la puerta que creo que es el baño y en cuanto la abro, me sorprende lo hermoso que es.

—¡Dios santo! Alguien podría vivir aquí —digo, mirando todo. Es bastante grande y también dorado, me fascina este color. Me acerco al lavabo y me miro en el espejo. Estoy mucho mejor que antes.

...