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CAPÍTULO CUARENTA Y UNO

Elisabeth.

Cuando terminamos de comer, Dylan va a la caja a pagar la cuenta y lo esperamos.

—Te gustará Italia, mi amor. De eso estoy seguro —comenta Lorenzo, haciéndome sonreír.

—El problema es que no hablo italiano —bromeo y todos se ríen.

—Te enseñaremos, así que no hay problema con eso —me a...