Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO TREINTA» SEIS

Elisabeth.

Cinco años después.

Mis ojos se sienten muy pesados y me molestan mucho. Me revuelvo en la cama y finalmente logro abrirlos, irritándolos de inmediato con el resplandor. Respiro hondo varias veces y trato de abrirlos de nuevo, esta vez logrando mirar el techo blanco.

¿Morí? ¿Dónde esto...