Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO TREINTA» TRES

Elisabeth.

Desaparece... nadie te extrañará...

Empiezo a sollozar de tanto llorar y me asusto cuando siento que alguien me abraza, no grito porque inmediatamente reconozco el olor.

—¿Por qué lloras, mi amor? ¿Qué está pasando? —pregunta Dylan, preocupado.

—Las voces —susurro.

—¿Voces?

Asiento ...