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Capítulo 358: Si te duele, recuerda decir

No importaba cuánto intentara consolarla, Margaret solo miraba fijamente, derramando lágrimas en silencio.

Ni siquiera miraba a Raymond.

La paciencia de Raymond finalmente se agotó y salió furioso, cerrando la puerta de un portazo.

Al salir del hospital, vio los altos pinos cubiertos de nieve.

E...